Como consecuencia de varios episodios a nivel mundial, el precio global de la energía aumentó significativamente. Los efectos de estos sucesos, ocurridos principalmente en Europa y en Estados Unidos, terminaron afectando a países de América Latina, como es el caso de Argentina.
En este sentido, los conflictos armados entre Israel y Palestina, por un lado, y Ucrania y Rusia, por el otro, terminaron generando el incremento del costo de la energía. A esto se le suman problemas como el cambio climático, la sequía y el calor.
Las guerras y la energía
Los suministros se vieron afectados tras los recientes sucesos que involucran a Israel y Palestina. Principalmente porque la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), y las naciones que lo integran, recortaron su cantidad como respuesta al conflicto bélico.
Dentro de esta entidad se encuentran Venezuela, Irán, Irak, Gabón, Nigeria, Argelia, Angola, Ecuador, Qatar, Arabia Saudita, Libia, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos. Varios de ellos manifestaron su apoyo al pueblo palestino.
Por otro lado, con respecto a la guerra entre Ucrania y Rusia, que lleva más de un año sin cesar. El país gobernado por Vladimir Putin es uno de los principales exportadores de gas del mundo. La Unión Europea, tras lo ocurrido, aumentó mucho sus gastos en este producto.
Como consecuencia de las necesidades de su población, el Kremlin interrumpió su suministro de energía. Al aumentar la demanda en el mercado internacional, los otros países contribuyeron a que incremente el precio de la energía a nivel global.
El cambio climático
Por otra parte, es sabido que la producción de energía está muy ligada a los combustibles fósiles. Su principal consecuencia es que generan una alta emisión de gases de efecto invernadero, afectando seriamente al medioambiente. Por ese motivo, se están desarrollando iniciativas mundiales para impulsar proyectos que tengan como eje las energías renovables y la sustentabilidad.
Sobre este punto, si bien no impactó tan duramente en Argentina, el cambio climático, las sequías y las olas de calor tuvieron una influencia directa en la producción de energía solar y eólica, las dos alternativas limpias que más se utilizan.
Este apartado afecta a que se vuelvan más caros los servicios de transporte y producción, elevando los costos de toda la cadena, que culmina con el pago de la energía por parte de la población. De alguna manera, esto contribuye a generar inflación.
Para luchar contra esta problemática, los gobiernos y las entidades optaron por la liberación de las reservas de petróleo y gas, además de apoyar las centrales de energías renovables y promover la eficiencia energética para reducir su consumo en los hogares.
