A pesar de que estimar las muertes provocadas por el cambio climático es muy difícil, principalmente porque existen regiones que no informan sobre las causas que provocaron un fallecimiento o porque es imposible acceder a esos datos, un estudio calculó que existieron más de 4 millones de decesos desde el inicio del Siglo XXI.
En este sentido, Colin Carlson, profesor de la Universidad de Georgetown, biólogo y experto en cambio climático, dirigió una investigación relacionada a las muertes que fueron producto de fenómenos climáticos externos. Según sus estimaciones, comenzando el 2024, en un período de 24 años, superaron los 4 millones.
Qué dice el estudio sobre las muertes provocadas por el cambio climático
A través de una columna publicada en la revista Nature Medicine, Carlson escribió sobre la problemática que alcanza todas las regiones del mundo. Acorde al texto compartido en la publicación semanal, esta cifra es demasiado alta y demasiado subestimada por la población y los gobiernos.
“Eso es más que la población de Los Ángeles o Berlín, más que cualquier otra emergencia de salud pública no relacionada con el COVID que la Organización Mundial de la Salud (OMS) haya declarado combinada”, explicó el especialista en un dato que también superaría a la totalidad de habitantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Cabe destacar que para realizar la investigación tomó en consideración los datos obtenidos por el epidemiólogo australiano Anthony McMichael, quien comenzó a investigar los problemas generados por el cambio climático a principios de este siglo. Por ejemplo, en el año 2000, se logró calcular un total de 166 mil vidas perdidas.
Para alcanzar esta cifra, todo un equipo de un instituto dirigido por Carlson aplicó varios modelos matemáticos para determinar un porcentaje de muertes atribuibles al cambio climático. Allí, encontraron que el número fue ascendiendo notablemente con el tiempo, provocando más muertes y agravando las consecuencias.
Qué más dice el estudio
A pesar de haber estimado esta cifra, el especialista remarcó que fue imposible determinar muertes relacionadas con enfermedades que fueron perjudicadas por situaciones relacionadas al clima, lo que significa que el porcentaje sería aún mayor. Esto incluye la malaria transmitida por mosquitos, como el dengue. Tampoco considera bacterias, hongos o garrapatas.
“Muy pocas de estas muertes habrán sido reconocidas por las familias de las víctimas, o reconocidas por los gobiernos nacionales, como consecuencia del cambio climático. Más de la mitad de esas muertes se habrán debido a la malaria en el África subsahariana o a la desnutrición y las enfermedades diarreicas en el sur de Asia, por lo que se presume que la mayoría de los muertos fueron niños pequeños”, concluyó Carlson sobre su estudio.