Más de diez ciudades se están movilizando en contra de la explotación petrolera en el Mar Argentino. Atlanticazo: Esta protesta surge en respuesta a la llegada del buque sísmico de la empresa noruega Equinor, y las manifestaciones buscan denunciar tanto la acción de los gobiernos como la complicidad percibida del Poder Judicial en este asunto.
Los manifestantes argumentan que la expansión de la explotación de recursos naturales está motivada por la necesidad de obtener ingresos en dólares para cumplir con los compromisos financieros con el FMI. Además, ven estas acciones como una respuesta local a la crisis climática global, destacando la importancia de tomar medidas para reducir la explotación de combustibles fósiles y promover una transición hacia fuentes de energía más sostenibles.
La autodeterminación de los pueblos, la capacidad de decidir cómo se produce la energía y para quién se produce, el diálogo en busca de una verdadera transición energética, y la preocupación por la preservación del medio ambiente y la vida son algunos de los principios que motivan a la sociedad a expresar su descontento frente al avance de la industria petrolera en el Mar Argentino. El 4 de octubre, las comunidades costeras se unieron una vez más en el evento denominado «Atlanticazo» para denunciar la llegada de un buque sísmico y manifestar su rechazo al extractivismo.
En esta movilización, que abarca más de doce ciudades, las personas buscan hacer oír sus voces en defensa de estos valores fundamentales y para demandar un enfoque más sostenible en la producción de energía y la explotación de recursos naturales. La movilización representa un llamado a la acción colectiva en pro de un futuro más equitativo y respetuoso con el medio ambiente.
Argentina tiene una larga historia de lucha contra megaproyectos extractivistas, y esto se refleja en diversos movimientos y asambleas que han defendido el medio ambiente y la calidad de vida de las comunidades locales. Un ejemplo de esto es la resistencia sostenida del pueblo de Chubut contra la megaminería y en favor del agua y la vida, con la destacada asamblea «No a la mina Esquel». Durante más de 20 años, han sido un referente de activismo, desde la votación de 2003 en contra de la megaminería hasta la pueblada de diciembre de 2021, conocida como «el Chubutazo».
La Asamblea Jáchal no se Toca, en San Juan, también es un ejemplo de lucha, exigiendo justicia por el derrame de cianuro causado por la Barrick Gold en la mina Veladero.
Las comunidades costeras bonaerenses tienen sus propias referencias de lucha y resistencia en Ingeniero White y Bahía Blanca, áreas entregadas a corporaciones petroleras y petroquímicas. Los habitantes de estas zonas han perdido incluso el acceso al mar.
Una nueva preocupación es el cambio propuesto en la matriz productiva de Buenos Aires para convertirse en productora de hidrocarburos. En junio de 2021, las asambleas bonaerenses comenzaron a unirse para oponerse al proyecto petrolero debido a múltiples preocupaciones, incluyendo el impacto ambiental, el amor por el mar y el deseo de proteger este ecosistema, y la conciencia de la necesidad de emprender una verdadera transición energética en lugar de recurrir a soluciones insostenibles.