El Niño: ¿cómo afectará los precios de la energía?

El Niño es un fenómeno climático que ocurre de forma irregular en el océano Pacífico tropical. Se caracteriza por el calentamiento inusual de las aguas superficiales, lo que a su vez repercute en el clima a nivel global: los vientos de oeste a este se debilitan, se acumula más calor en el océano y cambian los patrones de lluvias y temperaturas. 

Ben Laider, estratega de mercados globales de la firma eToro, aseguró: “Se estima que hay un 90% de probabilidades de que se produzca este fenómeno meteorológico a finales de este año. Esto podría provocar una gran y severa interrupción en la cadena de suministros de ciertos mercados mundiales, como la agricultura y la energía”.

Lo cierto es que “El Niño” podría aumentar la demanda de petróleo y sobre todo de gas natural, a la vez que reduciría las perspectivas para el gasóleo de calefacción, lo que podría tener grandes implicancias tanto para los consumidores como para los proveedores y la industria en general. Según el experto de eToro, la problemática podría afectar a buena parte del mundo, incluída la Argentina: por un lado, Asia es el mayor importador mundial de petróleo y gas natural, por lo que unas condiciones más calurosas y secas podrían aumentar su demanda, más aún si la sequía reduce la capacidad hidroeléctrica. Por su parte, en el norte de Europa, las consecuencias de “El Niño” suelen implicar inviernos más fríos a la vez que se dispara la demanda de energía. Al otro lado del océano, en el noroeste de EE.UU, un invierno con temperaturas no tan bajas podría reducir la demanda de gasóleo de calefacción en su principal mercado. 

En el caso de la Argentina, durante el fenómeno se ha observado (históricamente) un aumento en las precipitaciones de ciertas zonas, mientras que en otras se experimentaron sequías. Estos cambios climatológicos pueden afectar la disponibilidad de recursos hídricos, como los embalses y las represas hidroeléctricas, aumentando así los precios de dicha energía, y también pueden afectar la producción y distribución de otros recursos energéticos tales como el gas natural o el petróleo, por lo que el impacto en los precios de esas fuentes también es una posibilidad.

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