Investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), a partir de un trabajo realizado con el apoyo de YPF-Tecnologías y el Conicet, descubrieron que el pelo de vaca se puede utilizar para la fabricación de baterías de litio-azufre de próxima generación. Este material era considerado como un residuo de certidumbre.
De hecho, los autores detrás de la investigación acerca de la fabricación de baterías ya presentaron la correspondiente patente en Estados Unidos para poner a su nombre el invento. Esta labor fue aceptada por la Revista Chemistry Select, en la que saldrá un artículo titulado “Sustainable Cow Hair Biocarbon-Sulfur Cathodes with Enhanced Electrochemical Performance”.
El equipo detrás del descubrimiento en la fabricación de baterías
Dentro de la UNC, el trabajo fue liderado por las doctoras Victoria Bracamonte, Guillermina Luque y Andrea Calderón que integran el Laboratorio de Energías Sustentables (LaES). Al darse cuenta de que el pelo de vaca es un material abundante, las investigadoras encontraron que es ideal para elaborar un biocarbón con propiedades electroquímicas únicas que son perfectas para la fabricación de baterías de litio-azufre.
Esto se debe a que el biocarbón, por sus características, tiene una alta capacidad de almacenamiento de energía, lo que permitiría alcanzar un producto de alta duración, buena estabilidad y mayor eficiencia.
La historia detrás del descubrimiento
Bracamonte, doctora en Química, explicó acerca de sus procedimientos: “El primer desafío fue lavar el pelo para sacarle la orina. En la bibliografía no había nada, así que decidí traerlo a casa y lavarlo en el lavarropas en una bolsita. Luego volví a lavarlo para sacar el remanente de jabón”.
Luego, esos pelos se cocinaron hasta alcanzar primero 500 grados y, después, a 900. A esa mezcla se le añadió azufre. Esto se utilizó para obtener biocarbón. “Los siguientes pasos son escalar la producción y conectar las industrias de la curtiembre y de las baterías para generar un proceso circular. Esto es a largo plazo”, remarcó Victoria.
La colaboración con el organismo que pertenece a YPF data desde 2017. Primero se probó con otros materiales para obtener biocarbones. “Fueron dos años de trabajo duro con la pandemia de por medio. Hicimos frente a situaciones adversas de financiamiento, de accesibilidad a técnicas y por momentos, de frustración. Pero lo logramos”, sentenció la doctora.
Estos descubrimientos, si logran producirse a gran escala, se podrán utilizar para una fabricación de baterías más amable con el medioambiente, que acelere la transición energética y reduzca el impacto en el cambio climático que genera la emisión de gases de efecto invernadero, provocados principalmente en el transporte tras la combustión de nafta, gasoil y gas. Serán beneficiosos, por ejemplo, para vehículos eléctricos.
