Una investigación reciente sobre el panorama de las compañías nacionales acerca de la transición energética y los proyectos que deberán realizar para impulsar un cambio positivo para el medioambiente encontró que la mayoría de ellas están a favor de este proceso. Esto será clave para disminuir la huella de carbono y la contaminación de las empresas.
A pesar de que los compromisos asumidos por las mayorías de las entidades sean recientes, de hecho, una gran parte es posterior al Acuerdo de París, que se celebró en el 2015, muchas instituciones nacionales reflejan que están a favor de la transición energética y se comprometen a cambiar aspectos de su funcionamiento para lograr alcanzar los objetivos impuestos.
De qué trata el estudio sobre la transición energética
Aggreko, una empresa que es líder mundial en soluciones renovables y favorables para el ambiente, publicó una investigación titulada “Informe sobre la Transición Energética en América Latina: estrategias, barreras y oportunidades”, en el que no sólo profundizó en la situación nacional, sino que también abarcó lo que ocurre en toda la región.
Para su investigación, se centraron en lo que ocurre con las empresas y los profesionales del sector energético de América Latina. De esta manera, encontraron que Argentina planea superar el 30% de su matriz energética en renovables (principalmente solares, eólicas e hidráulicas) para el 2030. En base a eso, investigaron qué es lo que opinan varios de los actores más relevantes para lograr este cometido.
Por ejemplo, hallaron que todo el subcontinente aceleró su transición energética durante los últimos años, apostando por fuentes limpias y sostenibles que garanticen la seguridad en el consumo eléctrico. En este sentido, gracias a sus abundantes recursos naturales, Argentina es uno de los países más beneficiados para impulsar el cambio.
Qué dice la investigación sobre la transición energética en Argentina
Luego de investigar a más de 830 profesionales del sector eléctrico e infraestructuras, un apartado que incluyó agencias, proveedoras de servicios tanto públicas como privadas, concesionarias, empresas, gerentes, ingenieros y consultores de distintos países, varios de ellos de Argentina, pudieron concluir cómo es la estrategia de las compañías para abordar la transición.
De esta manera, tras conocer las estrategias y desafíos de cada una de ellas, determinaron que el 65% de las empresas consideran la transición energética como una oportunidad significativa, principalmente porque su visión sobre la imposición de las fuentes renovables como alternativa eléctrica es positiva.
Además, el 32% de ellas destaca que la transición energética es una prioridad máxima en sus respectivas instituciones, ya que cuentan con planes sostenibles para disminuir su huella de carbono. A su vez, el 35% destacó que se deberá trabajar de forma ardua para aumentar la penetración de las energías renovables o la inversión estructural.
La explicación de uno de los investigadores
Hugo Domínguez, líder del Sector de Servicios Públicos/Infraestructura Eléctrica para América Latina y el Caribe de Aggreko, detalló que encontró una tendencia positiva para lograr un futuro más sostenible en la región en la que se desempeña: “Estos descubrimientos refuerzan la necesidad de un enfoque colaborativo entre empresas, gobiernos y entidades reguladas para crear un entorno más favorable para la transición energética en la región”.
“Sólo con una cooperación efectiva y estrategias bien planificadas, considerando los desafíos y oportunidades identificados, será posible promover esta transformación hacia un futuro energético más sostenible y resiliente”, continuó explicando sobre las conclusiones derivadas de la investigación.
Otros datos importantes del estudio sobre la transición energética
Más allá de que ya se están instalando muchos parques eólicos y solares, que cada vez ganan más fuerza como alternativas viables y seguras para producir electricidad de forma continua, hay otras tecnologías emergentes que se imponen y que las empresas consideran vitales para la transición. Entre ellas se destacan la hidrogenación y el almacenamiento de baterías. Las soluciones híbridas también son vistas como viables.
Por otra parte, sobre apartados a mejorar figura la infraestructura, un ítem que incluye su desarrollo, la modernización de las redes eléctricas y la mejora de las instalaciones disponibles para producir energía limpia y sustentable. De hecho, el 22% de los entrevistados destacó que se pueden integrar soluciones de almacenamiento de energía para promover el impulso de las fuentes renovables.
Por qué algunos se mostraron en contra de la transición energética
De manera distinta a lo expuesto anteriormente, el 33% de los encuestados indicaron que los costos elevados que requieren las energías sostenibles son el principal impedimento para que ellos adopten estas soluciones en sus instalaciones.
Domínguez, acerca de este apartado, explicó que la “percepción de los costos de las empresas se debe a la falta de incentivos, como ocurre con el mercado regulado de créditos de carbono. Sin una contraparte clara, la transición energética puede ser vista como una inversión sin retorno inmediato”.
A su vez, también planteó algunas alternativas que podrían modificar esta respuesta. “La regulación del mercado de carbono, con incentivos y mecanismos de compensación, puede cambiar esta percepción y estimular la adopción de soluciones más sostenibles”, sostuvo.
El estado de América Latina
Finalmente, el directivo de Aggreko se refirió a lo que ocurre en toda la región, destacando que toda «la transición energética en América Latina se encuentra en un momento crucial de evolución, como lo demuestran los conocimientos revelados en este informe”. En este sentido, remarcó que será más que importante la postura que tomen las empresas porque cada vez más entidades imitarán sus actividades.
De todas maneras, remarcó que habrá algunos problemas que solucionar y sostuvo que “a pesar de esa visión positiva, enfrenta desafíos considerables, desde barreras financieras hasta cuestiones regulatorias y una falta de claridad legislativa. Sin embargo, los desafíos identificados no oscurecen la visión optimista de las empresas, que ven como una oportunidad la transición hacia fuentes de energía sostenibles».