El lado B de los NFTs: su gran consumo de energía

Desde el nacimiento de Bitcoin en 2009, el sector de la blockchain y las criptomonedas ha experimentado un fuerte crecimiento. Actualmente, la capitalización de mercado de todo el sector cripto es de casi 2.5 billones de dólares. NFT son las siglas de Non-fungible tokens, reconocidos en español como activos no fungibles, es decir, que no se consumen con el uso. 

Sin embargo, ¿qué los hace tan controversiales? Principalmente, el consumo energético que se necesita para crearlos. Este aumento de la creación y captura de valor ha llegado con una creciente crítica por el impacto medioambiental que genera este ecosistema.

La razón principal es que toda la información que contienen, incluido quién es su propietario, se encuentra encriptada mediante la blockchain, un servicio de exploración de bloques de Bitcoin, así como un monedero de criptodivisas y un intercambio de las mismas. Esta red de encriptación requiere que los ordenadores hagan uso de un gran consumo de energía.

Y esta es una de las principales críticas que reciben los NFTs; en especial por parte de los activistas medioambientales y los grupos ecologistas, ya que generar esa energía conlleva una gran cantidad de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera. 

Por supuesto, este gasto energético también es criticado por tensionar las redes de suministro, como ya ha ocurrido en algunos países con el caso del Bitcoin. Esta criptomoneda utiliza el mismo sistema de encriptado que los NFTs, la blockchain.

Según el sitio web WIRED, minar un NFT consume un aproximado de 35 kWh de electricidad. A su vez, este proceso emite una huella de carbono de 20 kilogramos de CO2, que conlleva a un alto nivel de contaminación.

Este proceso, comienza «desde el clic del mouse hasta el reclamo del derecho a producir el bloque», produciendo una elevada cantidad de consumo eléctrico. En comparación, comentan que ver Netflix durante una hora apenas produce 36 gramos de CO2.

En otras palabras, esto significa que este tipo de tokens no fungibles utilizan una red de computadores que, a su vez, consumen energía eléctrica para poder generar y alimentar las cadenas de bloque que componen estos activos digitales.

Por supuesto, el consumo eléctrico y la contaminación causada por los NFTs no se podrá disminuir de forma drástica a corto plazo. No obstante, los grandes de la industria se están tomando la tarea en serio, ya que está razón podría ser el comienzo de una crisis en su negocio.

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